Ferré, Isolina

 (1914-2000)

Sor Isolina nació en Ponce. Sus padres eran don Antonio Ferré Bacallao, cubano, y su madre, doña Mary Aguayo Casals, puertorriqueña. Una de las familias más queridas y respetadas de la Isla por sus grandes valores morales y religiosos. Don Antonio había iniciado solo la Fundición “Porto Rico Iron Works” en la Playa de Ponce y luego fundó con sus hijos: José, Luis, Herman y Carlos la “Ponce Cement”.

Al morir doña Mary muy joven en 1931, la hermana mayor de Isolina, Saro, se convirtió en su mentora y su mejor amiga. Sus hermanos seguían los pasos de su padre, pero según la propia Isolina, en su familia, las mujeres se consideraban más del hogar que de los negocios. Se graduó de Escuela Superior a los 16 años ingresó a la Universidad de Puerto Rico. Durante su tiempo allí se hospedó en una residencia para señoritas de las hermanas de una comunidad religiosa estadounidense, las Siervas Misioneras de la Santísima Trinidad. Como éstas ofrecían la oportunidad a las jóvenes estudiantes de realizar labor misionera en los barrios pobres de Río Piedras, tales como Caimito, Isolina reafirmó allí su interés en servir a los más necesitados.

Su salud había sido afectada física y emocionalmente cuando la muerte de su señora madre. Entonces su padre la había enviado a descansar a la Villa Mary, casa de campo de la familia en Adjuntas. El Padre Thomas A. Judge, quien era el fundador de las Siervas Misioneras de la Santísima Trinidad, la visitó personalmente. En sus conversaciones se siguió fraguando un futuro en el que Isolina se dedicaría enteramente a las personas de escasos recursos, especialmente en su querido Puerto Rico. Para 1935 Isolina solicitó entrar al convento.

Isolina obtuvo su BA en Artes del Saint Joseph College for Women en Brooklyn, Nueva York, y su MA en Sociología, con especialidad en Criminología de la Universidad de Fordham, Nueva York, en 1961. Trabajó arduamente en lugares de los Estados Unidos como: Virginia, Washington, Maryland, Brooklyn y Long Island. Cuando, finalmente, fue enviada a Cabo Rojo se sintió muy feliz. En dicho pueblo, buscando unir a los vecinos, organizó varios equipos de pelota y así tuvo éxito ayudando de manera efectiva a muchos jóvenes y a sus familias. Para 1968 fue enviada a la Playa de Ponce, donde trabajó con su gente como una playera más, que fue lo que quiso desde su llegada. Impactada por la pobreza general, se dedicó primeramente a ayudar a las mujeres del barrio a través de clases en el Centro de Orientación y Servicio. Poco a poco, éste fue creciendo y se multiplicaron los servicios ofrecidos. Así nació el Centro Sor Isolina de la Playa de Ponce, el cual existe ya en otros lugares de Puerto Rico, tales como el barrio Caimito de Río Piedras. Todos estos centros promueven la reeducación, la revitalización de las comunidades marginadas y el desarrollo integral de sus residentes. Se basan en la ayuda mutua y en la participación democrática de todos.

Ganó la Medalla de la Libertad por el Presidente Clinton en 1999.